29 Jan
29Jan

Pedro es el vecino de Laura. Laura es la sobrina de Enriqueta y nieta de Adolfo. Adolfo es el vecino de Mario, quien es en secreto el admirador de Pedro. 

Enriqueta, es hija de Adolfo y tía de Laura, quien a su vez da clases de piano a Mercedes. Mercedes es la hija de Natalia, que es madre soltera, y todos sospechan que se enamoró de Adolfo. 

Mercedes nunca falta a las clases de Laura, porque también asiste Luis, el hijo de Macarena. Macarena es la casera de Pedro. Y alguna vez le ha insinuado que podría ser flexible con él. Pero Pedro tiene miedo a preguntar a qué se refiere. 

Un día un señor, que decía llamarse Federico II, se presentó en su piso, preguntando por Natalia. Porque hacía muchos años ella vivía allí. Pedro le dio la dirección a Federico II. 

Pero cuando ella lo vio llegar, le dio un soponcio. Y se tuvo que reanimar con unas sales que le hicieron oler. Cuando recobró el conocimiento llamó a Mercedes, y le confesó que Federico era su padre. 

Que era el hijo de Federico I, un acaudalado señor que nada quería saber de una nieta que hubiera sido concebida fuera del matrimonio. Y que por eso tuvieron que vivir sin un padre Mercedes y sin un esposo Natalia. Pero, ahora que había vuelto, es de suponer que Federico, padre de “su Federico” habría fallecido. Y que por eso había vuelto a sus vidas. 

Federico II, el “de Natalia”, se presentó a Mercedes, antes de pedirle que le dejara hablar a solas con su madre. Cuando ella se llevó la taza de infusión a los labios, esperaba una honrosa proposición. Él se decidió a hablar.  Anunciando la reciente muerte de su padre. 

Sin embargo, lejos de lo que ella esperaba. Federico II, hijo del 1º, no vino para proponerle boda. Sino para asumir su paternidad, y al tiempo, confesar su interés por el jardinero del palacete donde vive. Julio Augusto, que es como se llama el “podador de setos”. Vino desde Cuba, huyendo de la persecución a la que se le veían sometidos los suyos. O eso es lo que él aseguraba.  

Y entonces, Natalia, la madre de Mercedes, que recibe clases de piano de Laura, que es vecina de Pedro, que recibe notas amorosas en secreto de Mario, que es vecino de Adolfo, que es padre de Enriqueta, que es Madre de Laura, que es vecina de Pedro, que es inquilino de Macarena, que es Madre de Luis, que va a clases con Mercedes, que es la hija secreta de Federico II, hijo de Federico I y amante de Julio Augusto.   

Esa misma Natalia, se levantó, fue a la mesita del té, cogió la tetera de porcelana, se colocó a la altura de Federico II, le ofreció una taza, que rechazó cortésmente, y le estampó la jarra de porcelana fina. Que, a pesar de ser tan fina, le costó romperse, pues solo se dividió en cuatro partes. 

Cabría pensar que su mayor molestia estaba el calor del líquido, más que el propio golpe. Pero, sin duda hubo de dolerle el teterazo que se llevó y el corte en la ceja que le produjo. Acompañando el aguerrido golpe con un seco ¡vete, y no vuelvas! 

Y es que, por más que queramos, son los más íntimos sentimientos los que priman en nuestro ser al estar solos. Y en esos momentos de sincero arrebato, es cuando se desenmaraña la madeja, alcanzando una clarividencia, que deja atrás todo convencionalismo.  

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