01 Dec
01Dec

- ¡Hola! ¿Tienes un momento para el planeta?

- Ahora no puedo.

- ¡Hola! ¿Tienes un momento para el planeta?

- Tengo prisa.

- ¡Hola! ¿Tienes un momento para el planeta?

- Ya me lo contaste ayer.

- ¡Hola! ¿Tienes un momento para el planeta?

- No, lo siento

- ¡Hola! ¿Tienes un momento para el planeta?

- (Levanta su mano derecha, en señal de ¡alto! Sin mediar palabra)

Lucía trabaja para Greenpeace con la mayor de las sonrisas, tal y como le enseñaron en el curso de preparación. Aunque trabajar, tampoco es la palabra, porque no cobra un sueldo propiamente dicho. Lo correcto sería decir que es voluntaria de Greenpeace.

Es encuestadora en una céntrica calle de Madrid. Con su chaleco verde y sus gafas de pasta, se acerca a todo tipo de personas, siempre y cuando, claro, no usen un abrigo de visón.

Lucía, al acabar su jornada, comenta con sus acompañantes lo mal que ha ido el día. Apenas han conseguido que tres personas se suscriban a su revista digital.

- ¿Te puedes creer que ni te miran a la cara?  

Le preguntaba a su compañera de camino a su coche, o más bien, al coche de su padre: un viejo Volvo 760 Diesel, que su padre casi da de baja; menos mal que ella le convenció de que era mejor reutilizar. De algo le tuvieron que servir las 15 horas del cursillo preparatorio. Una vez llegaron a los coches, cada una cogió el suyo. A Lucía le consiguió el "curro" su amiga. Se conocían de toda la vida, y vive a diez minutos, pero le encantaba conducir, al igual que a la otra encuestadora.

Por fin llegó a casa. Fue mala idea ir por la circunvalación. Le pilló la hora de salida en las urbanizaciones industriales. Quizá podría haber venido esta vez en el Cercanías. Al fin y al cabo, puede usar el transbordo en metro y tardaría incluso menos.

- No, ni hablar, el tren a esta hora huele a pies.

De un plumazo se quitó esa idea de la mente mientras llamaba al ascensor, estaba demasiado cansada para subir dos plantas. Al llegar a casa, entró sin saludar.

- ¡Hola hija! ¿Qué tal te fue el día?

- Ahora no puedo Mamá.

- Pero cielo, si solo te he preguntado cómo te fue el día.

- Que tengo prisa.

- Tengo algo importante que decirte de la abuela Fina.

- Ya me lo contaste ayer.

- Al menos ¿has recogido tu habitación?

- No he podido, lo siento.

- Pues nada, yo lo voy haciendo mientras aprovechamos y hablamos.

La madre de Lucía intentó entrar en la habitación, pero Lucía se plantó en el umbral de la puerta, y alzando su mano derecha, como señalando "stop" le hizo desistir, sin mediar palabra, dio un paso atrás, y cerró la puerta.

- Pero hija... si es solo un momento.

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